LÁZARO CÁRDENAS
LÁZARO
CÁRDENAS DEL RIÓ
Durante su mandato el socialismo se adaptaría a la realidad nacional para dar paso al surgimiento de un "socialismo a la mexicana", el socialismo marxista se basaba en ideas de aplicación universal y se deformaría el cuerpo original de teorías si se adaptaba a la realidad de un país.
El 20 de octubre de 1934, el artículo Tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos estableció el carácter socialista de la educación en los siguientes términos:
- La educación primaria será obligatoria y el Estado
la impartirá gratuitamente.
- La educación que imparta el Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual, la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear entre la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social.
- Sólo el Estado, impartirá educación primaria, secundaria y normal. Podrán concederse autorizaciones a los particulares que deseen impartir educación en cualquiera de los tres grados señalados, de acuerdo en todo caso con las normas prescritas con la ley.
- Las actividades y enseñanzas de los planteles particulares deberán ajustarse, sin excepción alguna, a las disposiciones legales, y estarán a cargo de personas que en concepto del Estado tengan suficiente preparación profesional, conveniente moralidad e ideología acorde con dicho concepto. En tal virtud, las corporaciones religiosas, los ministros de los cultos, las sociedades por acciones que exclusiva o preferentemente realicen actividades educativas, y las asociaciones o sociedades ligadas directa o indirectamente con la propaganda de un credo religioso, no intervendrán en forma alguna en las escuelas primarias, secundarias o normales, ni podrán apoyarlas económicamente.
- La formación de planes, programas y métodos de enseñanza corresponderá en todo caso al Estado.
- No podrán funcionar los planteles particulares sin haber obtenido previamente la autorización expresa del poder público. En todo caso es propio el derecho del Estado para revocar, en cualquier tiempo, las autorizaciones concedidas. Contra la revocación no procederá recurso o juicio alguno.
- El Estado podrá retirar discrecionalmente en cualquier tiempo, el reconocimiento de validez oficial a los estudios hechos en planteles particulares.
- El Congreso de la Unión, con el fin de unificar y
coordinar la educación en toda la República, expedirá las leyes necesarias,
destinadas a distribuir la función social educativa entre la Federación, los
Estados y los Municipios, a fijar las aportaciones económicas correspondientes
a los funcionarios que no cumplan o que no hagan cumplir las disposiciones
relativas, lo mismo que a todos aquellos que las infrinjan.
En resumen, la reforma establecía que la educación
impartida por el estado debía ser socialista, excluir toda doctrina religiosa y
combatir el fanatismo mediante la inculcación de un concepto racional y exacto
del universo y de la vida social. Asimismo, ampliaba las facultades del
gobierno federal tanto para controlar los distintos niveles del sistema
educativo como para vigilar el funcionamiento de las escuelas particulares.
En el terreno de la educación recuperó prácticas e ideas desarrolladas desde al menos 15 años atrás: el pensamiento liberal de principios del siglo XX, la enseñanza racionalista, las experiencias radicales experimentadas en algunas entidades de la república, la escuela de la acción propuesta por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en años precedentes y el modelo pedagógico soviético. Estos afluentes confluyeron en una sola voluntad: construir, bajo el control directo del gobierno federal, una escuela inspirada en la doctrina de la revolución mexicana.
A lo largo de su periodo presidencial, en algunos
momentos y zonas con mayor intensidad que en otros, Lázaro Cárdenas le confirió
a la educación un papel decisivo en el cumplimiento de la política
gubernamental. Congruente con ello, intervino más que ningún otro presidente de
la república en los asuntos educativos, amplió los recursos financieros y los
apoyos destinados a la educación y asignó a los maestros y a las escuelas
importantes funciones en la transformación de la sociedad mexicana. Ellos
debían ser agentes del cambio y guías de las organizaciones populares en la
lucha en contra de las fuerzas conservadoras y en favor de una sociedad más
justa, democrática y autónoma.
Para cumplir con lo anterior, el gobierno introdujo algunos cambios y
fortaleció tendencias que alteraron la estructura del sistema educativo de la
época. Las alteraciones comenzaron en la propia SEP, que por primera vez desde
su creación, en 1921, fue conducida por personas provenientes de la provincia y
ajenos a los círculos intelectuales de la ciudad de México. El manejo de las
prioridades y los métodos educativos pasó de los intelectuales que habían
resguardado las instituciones culturales y la educación superior desde el ocaso
del porfiriato, hacia maestros y funcionarios “plebeyos” con vasta experiencia
dentro del sistema escolar. Sus conocimientos pedagógicos, sus afinidades con
el magisterio y su liderazgo serían piezas clave en los cambios de la reforma educativa.
Lázaro Cárdenas declaró en repetidas ocasiones que
el maestro rural era el personaje más importante del México del momento y que
la escuela tenía un valor excepcional para el logro de las demandas más
sentidas del pueblo.
Las instituciones, los planes
de estudio y los libros de texto elaborados
en el curso del periodo cardenista se nutrieron de los antecedentes más
inmediatos de la educación rural mexicana, pero
también propusieron nuevos componentes. El énfasis en los contenidos técnicos y
antireligiosos de la enseñanza disminuyó. A cambio de ello, se buscó que niños
y adultos se organizaran para mejorar la vida de las comunidades, hacer
efectivos los derechos de obreros y campesinos, defenderse de los abusos de las
autoridades y proteger los recursos e intereses nacionales. Dicha
prioridad fue parte esencial de un proyecto de grandes magnitudes y ambicioso
en cuanto su fin supremo: transformar los saberes y las prácticas de las masas
campesinas.
El sistema de educación rural tuvo dos componentes
básicos: las escuelas rurales federales, que impartían instrucción elemental a
niños y adultos, y las Regionales Campesinas,
encargadas de formar y capacitar maestros y técnicos agrícolas. Estas últimas
habían nacido en 1932 con el doble propósito de transformar las técnicas de
producción y la mentalidad de los campesinos. Con vistas a lograrlo, se les
asignaron proyectos de investigación y de acción social que supuestamente
debían apoyar el trabajo de las escuelas primarias aledañas y de los maestros
que trabajaban en ellas. Asimismo, se les otorgaron facilidades para que
laboraran en combinación con el Banco Ejidal de Crédito Agrícola.
De acuerdo con los reglamentos de la SEP, los alumnos de las Regionales debían tener cursados al menos tres años de primaria y ser hijos de ejidatarios, pequeños agricultores, artesanos o pequeños industriales de los poblados. Se esperaba que los egresados se convirtieran en líderes laicos que sustituyeran al cura en la comunidad e hicieran obra práctica de mejoramiento “a través de una escuela con vida que se proyecte al campo y al hogar”.
Para las zonas urbanas, se forjó un prototipo
distinto, dio prioridad a la enseñanza técnica, componente central del modelo
de industrialización para México “Mejoría económica y moral del país con mano
de obra capacitada y laboriosa, técnicos intermedios capaces y comprometidos,
profesionales de alto nivel. El trabajador industrial, capacitado técnicamente,
solidario para con sus semejantes, combativo en la defensa de su clase,
abstemio, sano y robusto. En aras de este modelo, el gobierno prohibió la venta
de licores en las cercanías de los centros de trabajo, ordenó que se
instituyeran vistosos desfiles obreros, fundó la Escuela Normal de Educación
Física, creó campos deportivos, patrocinó la venta de pescado barato,
estableció comedores en algunas fábricas e hizo campañas en favor del consumo
de carne y azúcar.
La campaña en favor de la instrucción proletaria
tuvo como campo principal de acción a la ciudad de México, en la que habitaba
cerca del 30% de la población urbana del país. Su sostén administrativo e
ideológico fue el Departamento de Educación Obrera, que vivió a contrapelo sólo
tres años, sin cumplir los propósitos que justificaron su nacimiento: controlar
las escuelas primarias y secundarias nocturnas para trabajadores (106 en
total), desarrollar programas culturales dirigidos a los obreros y sustituir los
“valores y aspiraciones de la “pequeña burguesía” mediante una verdadera
escuela de la clase trabajadora. Los cursos estaban divididos en tres grupos:
asignaturas académicas, instrucción política sobre la lucha de clases y
educación física.
La iniciativa estatal de transformar la desventajosa situación de la enseñanza técnica contó con el apoyo de destacados funcionarios e intelectuales, quienes idearon un proyecto que llegaría a modificar los rasgos del sistema educativo mexicano y sus relaciones con el poder. Su columna vertebral fue el Instituto Politécnico Nacional (IPN), tema que se abordará en otra exposición.
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